Los carbohidratos son el combustible con el que abasteces al cuerpo; generalmente es aconsejable que entre un 45% y un 65% de las calorías que se ingieren a diario procedan de los hidratos de carbono, y es que la función de los carbohidratos más importante consiste en darle al cuerpo esa energía que necesita para vivir, energía tanto física como mental.
Una vez conocida la principal función de los carbohidratos, es decir, la energética, vamos a descubrir otras más. La energía que llega al cuerpo lo hace en forma de glucosa y lo hace a todas las células. De hecho, el cerebro solamente hace uso de la glucosa como fuente de energía, de ahí la importancia de esta función de los carbohidratos en el organismo.
Asimismo, otra función de los carbohidratos en el cuerpo humano consiste en hacer que esa energía se almacene a modo de reserva. Una parte de la glucosa se queda en los músculos, otra en el hígado, y contribuirá a que no se produzcan, por ejemplo, hipoglucemias cuando disminuyen los niveles de azúcar en la sangre.
La digestión, la asimilación de nutrientes o la temperatura del cuerpo constante se convierten en otra función de los carbohidratos en los seres vivos que se debe tener en cuenta, ya que a través de su ingesta se contribuye a mantener un funcionamiento correcto de todos los aspectos del cuerpo y el sistema nervioso.
Para que estos hidratos de carbono puedan realizar todas estas funciones de manera saludable, se deberán comer en proporciones adecuadas y sabiendo cuáles son los hidratos de carbono sanos y cuáles son más perjudiciales para la salud. También dependerá de si se realiza algún deporte y se busca recuperar con rapidez o mantener las funciones constantes durante la propia actividad ejecutada.
La función de los carbohidratos según su tipología
Los dos tipos de hidratos de carbono que existen son los carbohidratos complejos o de absorción lenta, los más saludables y que deben representar la base de la toma de estos nutrientes, y los carbohidratos simples o de rápida asimilación, principalmente azúcares refinados y que no poseen valor nutricional alguno.
Los carbohidratos de asimilación lenta se hallan, por ejemplo, en verduras frescas, legumbres, cereales integrales, frutas que, aunque tengan azúcares de rápida absorción, incorporan otros valores esenciales que hacen que la dieta sea sana y equilibrada. Los alimentos refinados o procesados son los menos saludables ya que tienen calorías y su consumo en exceso puede hacer que engordes y empeores la salud. Los carbohidratos complejos también llevan a cabo un trabajo regulador en el cuerpo: previenen la aparición de estreñimiento, mejoran el tránsito intestinal, ayudan a controlar el colesterol y las subidas de azúcar en sangre en las personas con diabetes y se incrementa, tras su ingesta, la sensación de saciedad.
Los nutrientes necesarios para poder vivir de una forma saludable son, por tanto, los carbohidratos, los lípidos o grasas y las proteínas, macronutrientes que junto con los minerales y vitaminas harán que tu organismo esté sano y lleves una alimentación equilibrada. Las grasas tienen 9 calorías por gramo y las proteínas y los hidratos, cuatro.
La función de las proteínas consiste, básicamente, favorecer el crecimiento, mantener la masa muscular, producir enzimas y hormonas y contribuir al correcto funcionamiento del sistema inmunológico. Están presentes en la carne, el pescado, los huevos, entre otros. Por su parte, las grasas o lípidos pueden ser buenas, presentes en alimentos como las nueces, el aceite o los aguacates, o saturadas o malas, en la mantequilla o fritos, por ejemplo. El consumo de grasas debe ser del 30% de la energía total, evitando las saturadas ya que pueden hacer daño al corazón y a las arterias. Controlando su ingesta se controla, también, el peso. Finalmente, como ya hemos visto, la función de los carbohidratos más importante es la de proporcionar energía al cuerpo y al cerebro.
En cuanto a las vitaminas, imprescindibles también en una alimentación saludable, protegen a los huesos, al intestino o la piel, entre otros. Los minerales ayudan a balancear los fluidos del cuerpo. Los principales minerales que se debe aportar al organismo son calcio, hierro, zinc, o sodio, dependiendo de las características de cada persona y sus requerimientos nutricionales basados en las recomendaciones del especialista.
Finalmente, cabe destacar la importancia del agua en la dieta diaria de cualquier persona. De sobra es conocido que se debe mantener un consumo adecuado de este líquido ya que, entre sus múltiples beneficios, destaca que, precisamente, el agua permite que los nutrientes esenciales y la energía consumida gracias a los carbohidratos se absorba en el organismo. También mejora la digestión y colabora en la correcta eliminación de toxinas de los órganos que conforman el cuerpo humano. Asimismo, contribuye a que el riego sanguíneo sea el adecuado y que se reproduzcan las células.
Con todo ello, se observa que una adecuada administración de todos los macro y micronutrientes que el cuerpo humano necesita para sobrevivir, además de ayudar a llevar una alimentación saludable, hará que las funciones del organismo se desempeñen con corrección y regularidad, y todos nos encontremos y funcionemos, en consecuencia, mejor y más sanos.
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